El ATP es la unidad biológica universal de energía.
El ATP se genera en la combustión de moléculas combustibles como la glucosa, los ácidos grasos y aminoácidos. El intermediario común en la mayoría de estas oxidaciones es el acetil-CoA.
Los átomos del carbono del fragmento acetilo se oxidan por completo a CO2 por el ciclo de Krebs con formación simultánea de NADH y FADH2. Estos transportadores de electrones ceden sus electrones de elevado potencial a la cadena respiratoria. El subsiguiente flujo de electrones al O2 origina el bombeo de protones a través de la membrana interna mitocondrial. El gradiente de protones se emplea con posterioridad para sintetizar ATP. La glucolisis también genera ATP, pero la cantidad formada es mucho menor que la producida por la fosforilación oxidativa. La oxidación de glucosa a piruvato genera 2 moléculas de ATP, mientras que si la glucosa se oxida por completo a CO2 se generan 30 moléculas de ATP.
En la célula, la hidrólisis de la molécula de ATP cambia la relación de equilibrio entre productos y sustancias reaccionantes de una reacción acoplada. De esta forma, una secuencia de reacciones termodinámicamente desfavorable puede resultar muy favorable si se acopla a la hidrólisis de un número suficiente de moléculas de ATP.
En la célula, la hidrólisis de la molécula de ATP cambia la relación de equilibrio entre productos y sustancias reaccionantes de una reacción acoplada. De esta forma, una secuencia de reacciones termodinámicamente desfavorable puede resultar muy favorable si se acopla a la hidrólisis de un número suficiente de moléculas de ATP.
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